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sábado, 11 de octubre de 2008

El retroceso de los glaciares

Una de las pruebas palpables del cambio climático que afecta a nuestro planeta es el retroceso de las masas de hielo de los glaciares. La toma de fotografías en la misma época del año y desde el mismo ángulo permite comprobar el notable descenso sufrido por muchos glaciares, un proceso que por ahora parece no detenerse. El Servicio Geológico de los Estados Unidos (USGS) acaba de publicar el libro Los glaciares de Alaska, en donde se consigna que más del 99 por ciento de los glaciares de ese estado norteamericano están retrocediendo, debido a los cambios producidos en el clima continental y marino.
El extenso informe, elaborado por el geólogo Bruce Molnia, se basa en el análisis de abundante documentación visual recopilada desde fines del siglo XIX hasta nuestros días, incluyendo mapas, fotografías aéreas y de superficie e imágenes satelitales; así como de observaciones directas del propio Molnia a lo largo de varios años. La investigación pone especial énfasis en la información gráfica satelital, ya que esta tecnología permite un seguimiento detallado de las condiciones de los glaciares y una mayor precisión en las mediciones.

Cabe destacar que alrededor del 5 por ciento de la superficie de Alaska está cubierta por más de cien mil glaciares, que ocupan unos 75 mil kilómetros cuadrados. El 99 por ciento de estos glaciares se han reducido considerablemente en su extensión desde mediados del siglo XIX, especialmente aquellos que se encuentran a pocos metros de altura sobre el nivel del mar. De allí la importancia del estudio realizado por Molnia y sus colaboradores, para analizar la actividad de los glaciares y determinar las causas concretas de su retroceso.
Tal vez el ejemplo mejor documentado es el que corresponde al glaciar Muir, ubicado en el Parque y Reserva Nacional Glacier Bay, al sureste de Alaska. Las siguientes imágenes reflejan el paulatino retroceso que afecta al glaciar Muir, y que se ha acelerado en las últimas décadas.


Este es el aspecto que presentaba el glaciar Muir en agosto de 1941. Una densa capa de hielo llegaba hasta el Océano Pacífico y lo unía a su tributario, el glaciar Riggs. Sin embargo, ya para entonces el glaciar acumulaba un retroceso llamativo y a lo largo de dos siglos había perdido casi un kilómetro y medio de hielo en algunos sectores.

La siguiente fotografía, tomada en agosto de 1950, documenta los drásticos cambios producidos en tan sólo nueve años. Durante ese lapso el glaciar retrocedió más de 3.2 kilómetros y su espesor disminuyó en más de 100 metros. Sin embargo, continuaba conectado con su tributario, el glaciar Riggs.

En agosto de 2004, a 63 años de la primera fotografía, el glaciar Muir mostraba cambios muy significativos. Desde el mismo ángulo y distancia que las imágenes anteriores, el glaciar Muir apenas se distingue en la toma. Por su parte, el glaciar Riggs ha retrocedido más de 600 metros, dejando de estar conectado con el glaciar Muir. Su espesor también disminuyó en casi 250 metros. Se observa la presencia de abundante vegetación, que ha ocupado el espacio cedido por el glaciar, así como el aumento de la superficie montañosa expuesta debido al retiro de los hielos.


Así se podía ver al borde del glaciar Muir en agosto de 1980. En la parte inferior derecha de la fotografía se observan desprendimientos de hielo recientes y varios resquebrajamientos en el borde del glaciar, pese a que esto no debería ocurrir en la época del año en que se tomó la foto.


Veintitrés años más tarde, en septiembre de 2003, una fotografía tomada desde la misma ubicación permite apreciar la dramática disminución del tamaño del glaciar Muir. Una reducción de su espesor de más de 180 metros deja a la vista una montaña cuyo pico cubierto de nubes apenas asomaba en la imagen anterior.

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